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Crónica FAMAFEST 2025

Actualizado: hace 3 días



Por Beatríz Acevedo


Una vez más, se abrió un portal de energía comunitaria, tan dulce como la miel de una colmena social, durante la 4° edición del Festival de Arte y Medio Ambiente (FAMAFEST, 2025), vivido y experimentado al tope de los cinco sentidos. Visto desde el ángulo de tiro de nuestra Iniciativa Con Sentido Verde, captamos y recopilamos muchos momentos sublimes, en un festival con una magia presente en las más 40 experiencias diferentes entre: talleres, conciertos, pláticas, exposiciones, conversatorios, performances, ambiente familiar de bazar, juegos didácticos, deleites gastronómicos intercambios de semillas y una emotiva siembra colectiva, que despertaron el ánimo por la lucha socioambiental.



FAMAFEST es hoy, el encuentro anual capaz de conectar los corazones, las voluntades y las acciones, en pro de una Ciudad de México más sostenible de cara a su crisis climática capitalina más severa, detonando desde el artivismo, el diálogo y las acciones de una sociedad civil organizada. Hagamos ahora, un ejercicio de imaginación, compartiendo lo vivido con nuestros cinco sentidos.


Con el bello cartel surrealista de la talentosa ilustradora Sabina Quintanar y el programa impreso en mano, la intención era organizar la cobertura, seleccionando con anticipación algunas actividades, pero una vez estando allí, sirvió de poco la planeación. Cualquier rincón al que se enfocara el lente de la cámara, desplegaba un sin fin de colores que captaban toda la atención.


Era imposible estar presente en todo y animándoles a un ejercicio de imaginación, comencemos el recorrido de lo vivido, ingresando por la emblemática estructura de garrafones (Pabellón Icono), donde los colores de las razas del maíz mexicano, nos daban la bienvenida.


El proyecto agroecológico Milpa Tsajalch´en, trajo consigo la exposición del museo del maíz “Fernando Olvera”, un esfuerzo itinerante sobre las variedades del maíz y algunas de sus mutaciones tales como: la heteromorfia, aquellas especies que comparten varios “gemelos o cuatitos” o de doble mazorca; la intersexualidad, que posee una parte masculina o totomoxtle (según nos explicaron) y una parte femenina, que son los granos o frutos, y ya por último; el enanismo insular, referido a unas mazorcas muy coloridas, pero pequeñitas.


El saludo a los siete rumbos de la ceremonia de inauguración del festival, hace siempre palpitar los corazones de propios y extraños. Allí sobre el tezontle quedó expuesto el Pantli sagrado del HRV en el tlalmanalli, que este año curiosamente contó con un elemento nuevo, la escultura traída por la Galería Greka y pieza de la exposición permanente “Desde la circularidad de un tiempo relativo”, del artista plástico Edgarissel Flores, una obra imponente por su evocación al universo infinito, conectando con los siete rumbos.





Asistir al primer Diálogo caliente para enfriar el planeta, resultó no sólo un ejercicio de reflexión, sino tremendamente ameno y hasta divertido, al hablar de las “Redes de educación ambiental para la regeneración en México”. Fue facilitado por el agricultor de sueños, el buen Piero, quien se dio cita con expertxs internacionales, como Ragnar Benhcke proceente de Chile, dedicado al estudio de las bases bilógicas del juego y su aplicación en las escuelas como una herramienta de aprendizaje. Narró su experiencia de cómo pasar de ser un especialista en el problema socioambiental, a buscar soluciones dentro de la misma naturaleza.


Benhcke, trae consigo la formación junto al neurobiólogo Humberto Maturana, mediante la observación del juego en los Chimpancés Bonobos del Congo, tema con el que precisamente colocó una nota divertida en su narrativa. Habló sobre las similitudes y diferencias entre el comportamiento socioafectivo y sexual, entre nuestra especie, a la que llamamos humana y los bonobos, definidos como colecciones de hembras, que se unen para protegerse del maltrato y alcanzar la armonía. Las necesidades de comida, sexo y atención social, son similitudes que nos acercan a ellxs, siendo el sexo de sólo 6 segundos, una herramienta diplomática, que baja las tensiones. Con tal ejemplificación captó tremendamente bien la atención del público asistente, que no reparó en soltar carcajadas. Su trabajo de observación neurobiológica, ha sido aplicado en más de 50 juegos de mesa, como herramientas pedagógicas en escuelas de Latinoamérica, simplemente por el gusto de observar la naturaleza.


Al panel se sumó la Fundación EDUCA, que lleva más de 30 años siendo una agencia del cambio, trabajando con poblaciones vulnerables, frente a un sistema escolar oficial, que “no retiene a sus estudiantes en las aulas”, tal como lo puntualizó Mónica Cinco, su representante y de allí la necesidad de establecer alianzas con espacios alternativos y diferentes para el aprendizaje, para el diseño de un aula sostenible, como lo es el HRV.

La esperanza socioambiental, se vio manifestada con Tierra Viva, una empresa que atiende el rezago educativo, ayudando a las comunidades en la regeneración de sus suelos, para recuperar la tierra y el territorio, haciendo alianzas remuneradas. Un proyecto que ayuda a generar conciencia y garantizar la soberanía alimentaria en poblaciones vulnerables, donde “la regeneración es un proceso de conocimiento y conciencia, holístico y sistémico y la educación, es una herramienta para llevarla a cabo”, una afirmación de Gerardo Herrera, vocero de este emprendimiento.


Se dio el primer acercamiento con Home for Humanity, dada la presencia en el panel de Alexander Shieffer, que visualiza estos momentos de cambio de la humanidad, desde un increíble viaje de 7 años, para 7 generaciones denominado “One Home Journey 2024-2030, del cual se desprende la iniciativa de la UnvEARTHsity, por una conciencia ética y ecológica, donde la educación se conecta con la espiritualidad del ser, de la mano de la artista y su compañera de vida Rama Mani.


Posteriormente, nuestro hojalatero social, el buen Paco, tuvo el gusto de compartir el panel con Adelita San Vicente, Liza Covantes y Ayari Pasquier, para hablar sobre las “Redes de seguridad alimentaria para la regeneración de los ecosistemas y la biodiversidad”, un diálogo que recae en la resistencia al sistema capitalista de un espacio como el HRV. Imposible era no hablar sobre las demandas de decenas de OSC frente al panel de controversias y detalles del T-MEC, en torno a lucha contra los OGM y el uso del glifosato, teniendo presentes a tres mujeres protagonistas de esta lucha desde distintos ámbitos, entre lo local y lo gubernamental, con una invitación a seguir luchando por la preservación de las razas de maíces nativos, ya que si es posible alcanzar la autosuficiencia alimentaria, con los maíces mexicanos, sanos, altos en fibras y proteínas, por el bien de la salud pública de México, su población y sus ecosistemas.


A las 16:30 horas del sábado 29, caímos en crisis, eran tres los eventos que de manera simultánea estaban sucediendo, tan importantes entre sí como atractivos para nuestro lente y redacción. No nos quedó más que irnos moviendo de lado al otro, para lograr captar al menos lo esencial.


Activistas como Nora Cabrera, Sofía Probert, Aurelien Gilabert y Roberto Hernández, así como Paula García Villegas, magistrada y profesora ambientalista, actual contendiente por el Distrito 12 de la SCJN, se dieron cita para reflexionar aquella frase de este semillero de activistas que nos recuerda que “Sin justicia ambiental, no hay justicia social”. Aquí rescatamos la exposición de la relación entre los DDHH y el acceso al agua en el contexto de la crisis climática, además del acceso a otros elementos básicos para el bienestar humano, como la movilidad y la vivienda, saturados principalmente en las ciudades. La invitación quedó abierta para consultar en la web de Corazón Capital, el informe ¿Qué está pasando con el agua? Un informe donde participó el HRV.


En paralelo, la exposición “Alma del mar” se inauguraba en el colorido espacio del “Café Del Huerto” que para nuestra fortuna posteriormente fue trasladada al zócalo del huerto, donde pudimos apreciar la belleza de las esculturas de colitas de ballenas, intervenidas por artistas locales y nacionales, que revelan su percepción de los océanos desde la península, en un proyecto artístico colaborativo de Pau Casillas, para el cuidado activo de nuestros recursos marinos.


La mera esencia del festival también estaba ocurriendo bajo la geometría sagrada de la Bambudésica, en voz del tejedor juan Carlos Kaiten que definía junto a sus panelistas, la importancia de la “Colmena social para la cohesión y comunidades inclusivas”, allí reapareció Suma Suma, la plataforma que se relanzó en el festival con el registro de actores clave, como la red de huerteras y huerteros de la Ciudad de México.


Con la ansiedad que generaban tantas actividades, la mejor decisión fue simplemente relajarnos e ir mejor por un suculento platillo en Floresta, el restaurante de cocina regenerativa de la cuenca del valle de México, que estuvo siempre al tope, abarrotado. Y qué decir de la barra de brebajería sobre Quetzalcóatl, con el buen Ulises Gutiérrez de Herbólatras, que en todo momento estuvo preparando elíxires fascinantes.

Siguiendo el recorrido nos topamos con el colectivo Zurciendo el Planeta, que esta vez tenía como invitados al grupo de Práctica de Intervención Comunitaria de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, quienes se integraron al festival para observar y diseñar estrategias de intervención socioambiental.


Junto a ellos encontrábamos al buen Geppetto y a la buena amiga Laura, con su incansable y colorido taller de juguetes artesanales, que permanece vigente en la lucha por la preservación del juguete tradicional mexicano. A un costado de la jardinera de la chacana y a los pies del árbol sagrado del HRV, se sembró el Polo por la Paz, con Somos Avalon y las distintas tradiciones de las abuelas y los abuelos, que compartieron su sabiduría.

Caminar por el bazar, también era entrar crisis, porque todo se antojaba, hubo desde textiles oaxaqueños de Inda Jani, la miel de flor de aguacate traída de Jalisco, los stickers, bolsas, libretas, cartas de tarot y accesorios de Wiccat, el Arte Cerámica con la artista Lorena Rubio, con sus maravillosas tazas, mezcales de todos los rincones de México, playeras intervenidas, hongos medicinales, la cacaotería y chocolatería artesanal de Pásele si hay, además de cientos de productos con insuperables sabores, olores y texturas, para despertar todos los sentidos, mientras en el escenario escuchábamos a Gabriela Alatorre, Desierto Nawal, Mon de León y Zacate Limón.




Para nuestro lente fueron claros tres momentos sublimes, de alta vibración que no podemos dejar de mencionar. El primero, al mediodía del domingo 30, con las voces de la abuela Martha Pico y el abuelo Leonel Cerruto, cuya energía era elevada. El público presente estaba verdaderamente envuelto en una espiral de energía, frente a los saberes de la cosmovisión en un diálogo moderado por la sabia Aleka Vial, de la Fundación Hyptia.

Cercano al cierre, captamos a un Paco a quien le ganó el sentimiento, soltando hasta las lágrimas después de un abrazo colectivo, en una sesión de Amornización con el colectivo Somos Avalon, junto a la gran gestora cultural del HRV, la buena Alejandra Cuesta de Expressarte UK, quien fue la anfitriona de todxs lxs sabxs abuelxs, cuidando los detalles en todo momento.


Caída la tarde, llegó el momento de meter las manos a tierra con la siembra colectiva en el Mandala, espacio artísticamente intervenido y rebautizado como Centro del Cosmos, en 2022, por el trascendido maestro Antonio Gritón. Allí el buen Piero se dio el gusto de recibir a las y los huerteros de la ciudad, realizar un intercambio de semillas y sembrar varias camas de cultivo de milpa, pero primero honramos la tierra con una ceremonia de ofrenda, dirigida por el abuelo Leonel, siempre sabio y noble.


FAMAFEST es posible gracias a la primera colmena integrada por Expressarte UK, Culturalmente Responsable AC, Fundación EDUCA e Hypatia, Suma Suma, WANZ y muchos más, pero también y muy importante reconocer, el trabajo de todas las personas involucradas activamente en cada gajo del hikuri del huerto, como el buen Simón, el guardián del huerto, el poderoso equipo de brillo, el trabajo de José Luís y de las demás áreas de mantenimiento, audio e iluminación, vigilancia, caseta, programación cultural y administración, para quienes esperamos la miel de la colmena se derrame, en beneficio de la esta gran comunidad.


El arte nos ayuda a cuestionar y a pensar, pero mucho más nos ayuda a actuar pacíficamente, por un mejor entorno. Enviamos una sincera disculpa a todas las participaciones que no alcancé a cubrir y nombrar, pero sabemos bien que la energía de sus corazones, allí está presente.


¡Que vengas muchos FAMAFEST más!

Gracias por leer.

 
 
 

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