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La Regeneración GeoBioSocial

Por Paco Ayala


¡ Biodiversidad, Equilibrio y Restauración !


Una de las grandes aportaciones que hizo la Revolución Francesa a la humanidad fue la de incorporar a su lucha las hondas aspiraciones que a lo largo y ancho del mundo los seres humanos anhelaban, las cuales se sintetizaron en tres poderosas palabras: Libertad, Igualdad y Fraternidad. 


Flotaban en el aire, eran el deseo ferviente de todas aquellas personas explotadas por la opresión monárquica. Estos deseos habían madurado gracias al desarrollo cultural y artístico que el Renacimiento aportó y que influyó de manera importante dos siglos después en la Ilustración, donde los llamados Enciclopedistas generaron la fuerza cultural que diera paso a la Revolución Francesa y con ello a hacer que esas aspiraciones cobraran sentido en millones de personas que se alzaron contra la tiranía de la monarquía. 


Este “fantasma” circulaba en la atmósfera social y cultural que se esparcía por todo el mundo, como una brisa fresca que llega por las mañanas llevando un aroma de esperanza que no se puede expresar en palabras pero que está ahí, habitando el espacio que nos envuelve. 



Este anhelo generó el surgimiento de un espíritu libertario, deseoso de igualdad y  fraternidad que creo un movimiento mundial que convulsionó todas las estructuras sociales, políticas y económicas a finales del Siglo XVIII, todo el Siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX. 


Es sin duda alguna, esto muestra la consolidación del Pacto Antropocéntrico, donde los seres humanos, se desprenden totalmente de las reminiscencias que aún existían del Paradigma Teológico y ponen al hombre en el centro total del universo. El contrato social es el gran Pacto que se signa a través de los corpus jurídicos que se elaboran para dejar sentado que los seres humanos son la fuerza vital del desarrollo y donde la naturaleza y los dioses están a su servicio y que el poder no se otorga o se hereda por mandatos divinos sino por contratos sociales que se generan entre los hombres.


Por supuesto que esta aspiración como anhelo colectivo latía en el corazón de todos los seres humanos; sin embargo, Europa no pensaba que esta amplitud de aspiraciones debían de ser compartidas por todos; sobre todo, por aquellos que no tuvieran una condición racial determinada: ser blancos. Es importante subrayar que la cara oculta de la Ilustración fue lo que se conoció como “Racismo Científico” que surge en el Siglo XVII y que permitió la consolidación de un sistema de explotación que justificó el Colonialismo, que posibilitó a Europa su desarrollo económico a partir del saqueo de recursos naturales y de un genocidio no reconocido -o aceptado- donde cientos de millones de seres humanos murieron en África, Asia y Abya Yala (América).





Sin embargo, es innegable que el llamado a la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, sí fue un anhelo profundo que surgió dentro de los corazones de personas más allá de su condición racial, social, económica o de nacionalidad, era un deseo colectivo compartido, que después con el tiempo se perdiera o no se aplicara por que atentaba contra los intereses de las élites en el poder, es motivo de estudios sociológicos y de teoría política que sin duda hay que conocer pero que se aleja del propósito de este artículo. 


Para nadie es ajeno el sentir que la libertad, la igualdad y la fraternidad son valores que la humanidad reconoce como esenciales para el desarrollo de las personas y de los colectivos, sin éstos valores, la humanidad no podría florecer, como bien lo constatamos en la etapa conocida como Oscurantismo, donde la visión teocrática en su decadencia mostró que la libertad, la igualdad y la fraternidad no prevalecían, incluso el buscarlas fue motivo para ser enjuiciado, torturado, encarcelado y/o condenado a la pena capital. 


El concepto del hombre libre era una condición otorgada por quienes detentaban el poder religioso y político, quienes por siglos mantuvieron un régimen de esclavismo que pasó por varias facetas pero en cada una de ellas la ausencia de libertad, igualdad y fraternidad estuvo presente.


Lo importante es reconocer que cuando una aspiración surge y se materializa, más allá de sus errores y contradicciones, constituye un hecho histórico que genera grandes repercusiones en el constructo cultural y por ende, suele acompañar a las grandes transformaciones que se suceden; para decirlo desde la óptica Wilberiana, podemos decir que cuando un ideal se materializa, representa un claro síntoma que comienza a dar paso a una estructura profunda, no es meramente ya una traslación dentro de la estructura superficial, sino que se establece como una transformación donde los parámetros estructurales permiten la emergencia de un nuevo Paradigma. 


El Paradigma Cartesiano, encumbró a la Razón en el centro de su estructura profunda, disolviendo los marcos que las creencias y los dogmas le otorgaron al Paradigma Teológico su live motive, su marco de actuación durante milenios. Este nuevo paradigma rompe con los acuerdos que el ser humano celebró con las diosas primero y con los dioses después, para desplazarlos de las cosmovisiones que trazaban nuestros orígenes, para entonces usar a la ciencia como el método interpretativo de nuestro ser y estar en este cosmos lleno de interrogantes que sólo la ciencia podía desentrañar.


Un Paradigma, por lo tanto, podemos también definirlo a partir de los valores que logra manifestar y, sin duda cabe, en este nuevo paradigma, la libertad se vislumbró como una condición necesaria para el desenvolvimiento del espíritu humano, a la igualdad como aspiración para el desarrollo justo y equitativo de la humanidad y a la fraternidad como el hilo conductor del tejido social, representando muy bien los anhelos que este paradigma racionalista, antropocéntrico buscó para establecer que el centro del universo se circunscribía en la figura del hombre. 



Pero también podemos revisar el estado de salud de un paradigma observando si los valores que buscó están vigentes o comienzan ya a no ser comprendidos en su plena dimensión, siendo usados de manera trivial, sin que haya un entendimiento y, sobre todo, un sentir colectivo. Me parece que a finales del Siglo XX y en el primer cuarto del Siglo XXI, estos valores se han pervertido. El pacto antropocéntrico esta agotado, el ser humano y, sobre todo el hombre, como centro del universo se desmorona y por ello, la libertad esta hoy en día viviendo marismas de confusión que nos induce a creer que la libertad se obtiene a través del dinero, del consumo voraz, de la falsa idea de que la libertad existe para hacer y deshacer en tanto nuestro bolsillo sea capaz de pagarlo. La libertad vive hoy encerrada detrás de un manto de enajenación y alineación que funge como un poderoso somnífero que la media y el dinero nos ofrecen para, sin darnos cuenta, vivir esclavizados en un sistema donde la libertad es posible “solo para quien la paga”. 


De la misma manera, la igualdad se ha pervertido, una vez más sólo el tener es lo que puede llegar a generar márgenes de igualdad, la banalidad es el deseo de igualdad social al que se aspira, lo superfluo como el eslabón que une a los colectivos en una homogenización que se ve y se mide a través de lo que el dinero puede comprar, para así parecerme lo más posible ó ser lo más igual al arquetipo de moda del momento. 



La fraternidad, por lo tanto, esta rota, ha dejado de tener sentido, pues no vemos a la humanidad entera como un conjunto de personas con quien solidarizarnos, sino como otros, ajenos a mi y a mi grupo y por lo tanto, hoy la humanidad se ha individualizado, deshumanizado, encerrado en sus plataformas digitales consumiendo información chatarra que no genera, en su gran mayoría, valores que induzcan a fortalecer las relaciones humanas y, sobre todo una visión multiespecie.



Parece que la libertad, la igualdad y la fraternidad como aspiraciones profundas están muertas, asumimos, de manera ingenua y equivocada que las tenemos incorporadas a nuestras vidas, pero en realidad no las conocemos del todo y, mucho menos, las aplicamos. La crisis civilizatoria que vivimos es, ante todo, una crisis de paradigma, por lo tanto, para lograr impulsar una nueva energía capaz de reactivar el espíritu de anhelos profundos necesitamos de manera urgente delinear nuevas aspiraciones, metas que nos inviten a trazar objetivos por los cuales luchar, entregarlo todo, hasta la vida misma si es necesario, como aquellos que al unísono cargaban contra la monarquía gritando: “Liberté, Égalité, Fraternité ou la Mort.” 


Sabemos que un cambio profundo se avecina, lo percibimos por lo que está sucediendo a partir de la crisis climática donde la gente comienza a entender que el cambio climático está siendo generado y, en muchos casos acelerado, por nuestra forma de producción y consumo. Nos sentimos temerosos porque las convulsiones climáticas están generando fuertes disputas sociales y políticas, el viejo mundo donde las ideas lineales de abundancia acicalaba al desarrollo y progreso, se han venido derrumbando, hoy sabemos que hay limites y que los recursos no son infinitos y que nuestras formas de vida, sobre todo los que están dentro del paraguas del dominio Occidental, no son compatibles con el medio ambiente y por lo tanto, la destrucción ecosistémica es también nuestra propia destrucción. 


El Paradigma Cartesiano, racionalista, patriarcal, lineal y vertical, tiene sus días contados. El problema es que como todo gran andamiaje, cuando cae se lleva lo que puede a su paso y el problema de fondo, aún más grave, es que este Paradigma Racionalista tiene raíces en una visión del mundo que anuncia un argamedón como acordé final de su devenir por la tierra. 


Sí, estamos a un paso del punto de no retorno, de llevar a la humanidad y a millones de especies, plantas y animales a la extinción, por eso, hoy más que nunca es urgente lanzar nuevas proclamas que permitan conectar los corazones, para así generar un gran movimiento emancipatorio capaz de provocar que los vientos de esta época se esparzan por todos los confines del planeta, para que las infancias y los jóvenes encuentren el camino de la conexión con los saberes, dones y enseñanzas que la madre tierra nos ofrece, y así permitir que florezca la esperanza en el futuro.


Hoy, se esparce por los aires un nuevo aliento, un espíritu que nos llama a sentir-pensar, que nos interconecta, nos teje, nos induce a sentir que sólo a través de la común-unidad podemos ser capaces de brindar esperanza no sólo a la humanidad, sino al mundo multiespecie que es tan importante como nosotros, pues la brisa del alba nos trae a cuenta que nada sucede si no vivimos en simpoiesis, que no es otra cosa que el encuentro que todo lo no vivo y lo vivo necesita para poder vivir de manera colaborativa, entendiendo que cada rol es necesario, que las plantas y los animales comparten con nosotros sus dones y que sólo en reciprocidad podemos tejer un paradigma holístico, multidimensional, pluriversal, chutulucénico o, para poder sintetizarlo mejor, un Paradigma GeoBioSistémico.



Desde mi perspectiva, elaboro una propuesta, un trío de aspiraciones que pueden llegar a ser los valores de lucha que levanten los vientos de esperanza para hacer posible que movamos la estructura profunda que aún persiste, para que otra nueva comience a tejer su urdimbre, ahora bajo el grito comunitario de ¡ Biodiversidad, Equilibrio y Restauración !


La Regeneración BioSocial sólo será posible si respetamos y aprendemos la valiosa importancia que la biodiversidad ofrece para compartir sus dones con nosotros y para que nosotros les compartamos al mundo multiespecie nuestros dones; de igual manera, el equilibrio ecosistémico debe estar dentro de las aspiraciones que busquemos alcanzar, sólo a través de él, es posible conocer los flujos vitales de la vida, a través de sus ritmos podemos llegar al balance y a la escucha que hoy es necesaria para lograr reconocer que no sólo las palabras hablan sino que también las plantas y los animales, los hongos y los insectos, son capaces de enseñarnos a interpretar la vida y la muerte usando otra comunicación, una que somos capaces de desarrollar si nos damos el tiempo de sentarnos a mirar lo que una hoja nos dice cuando el viento la hace bailar. 


La restauración es por lo tanto, la posibilidad de volver a ser parte integral de la naturaleza, a  retomar el sentir que somos Uno con el Todo y que aquel paraíso del cual narran fuimos expulsados por buscar el conocimiento, en realidad fue un viaje que nos permitió experimentar un recorrido para llegar de nueva cuenta al gran pleroma de la natura, siendo capaces, en este viaje, de sortear procesos evolutivos de la consciencia que nos posibilite alumbrar un mañana que quizá es un hoy si nos ponemos a actuar en consecuencia. 


T-LÍA (texto libre de inteligencia artificial)

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1件のコメント


fenahy
fenahy
hace 11 horas

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